CULPA Y VERGÜENZA
“Todos necesitamos el sentido de culpa, pero nadie necesita sentirse culpable”
- Friedrich Nietzsche -
La culpa y la vergüenza son dos formas de ir en contra de los propios intereses, son limitantes y a veces incluso paralizantes. Forman parte de nuestra educación y están tan profundamente arraigados en la propia cultura que interfieren y distorsionan nuestros deseos y necesidades continuamente aun cuando tengamos conciencia de cómo actúan.
Vamos a ir al origen, a buscar en los cimientos de la culpa y la vergüenza a través de esos mismos mitos y tradiciones que los sustentan, el pecado original, el deseo prohibido… y vamos a personalizar esos estados de ánimo arquetípicos para hacernos las preguntas, ¿de qué soy culpable? ¿cuál es mi vergüenza?
Quizá en pequeñas dosis, tanto la culpa como la vergüenza tengan sentido, porque la vergüenza nos pone en contacto con algo muy Íntimo, detrás de la vergüenza suele haber una verdad profunda, un sentimiento que en algún momento fue criticado, censurado o despreciado y que nos obligó a ocultar lo mejor de nosotros mismos para adaptarnos a valores ajenos. La culpa por su parte nos ayuda a poner conciencia en nuestros actos, despierta la empatía y nos facilita el auto-cuestionamiento tan necesario para conocernos. Pero la distorsión y el exceso de vergüenza y culpa nos deja inutilizados.
Una diferencia fundamental entre culpa y vergüenza es que la culpa tiene que ver con el hacer y la vergüenza con el ser, culpa por lo que hice, vergüenza por lo que soy, y este es el punto de partida desde el que comenzaremos a explorar, diferenciar entre lo que soy y lo que hago.